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La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Relata los últimos días de Jesús en este mundo, su agonía y muerte en la cruz, de acuerdo a las visiones experimentadas por la mística Catalina Emmerich, que fueron revisadas y recomendadas por el Vaticano y que fueron la inspiración para la Película la Pasión de Cristo de Mel Gibson.
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Tamaño | 14.0 x 21.0 cm. |
Número de Págs. | 355 |
Autor | Ana Catalina Emmerich |
La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Relata los últimos días de Jesús en este mundo, su agonía y muerte en la cruz, de acuerdo a las visiones experimentadas por la mística Catalina Emmerich, que fueron revisadas y recomendadas por el Vaticano y que fueron la inspiración para la Película la Pasión de Cristo de Mel Gibson.
"Los hombres pusieron el sagrado Cuerpo sobre unas parihuelas de cuero, tapadas con un cobertor oscuro. Nicodemus y José llevaban sobre sus hombros los palos de delante, y Abenadar y Juan los de atrás. En seguida venían la Virgen, Magdalena y María Cleofás, después las mujeres que habían estado sentadas a cierta distancia, Verónica, Juana Chusa, María, madre de Marcos, Salomé, mujer de Zebedeo; María Salomé, Salomé de Jerusalén, Susana y Ana, sobrina de San José; Casio y los soldados cerraban la marcha. Se detuvieron a la entrada del jardín de José, que abrieron arrancando algunos palos, que sirvieron después de palancas para llevar a la gruta la piedra que debía tapar el sepulcro. Cuando llegaron a la peña, levantaron el santo Cuerpo sobre una tabla larga, cubierta de una sábana. Las santas mujeres se sentaron en frente de la entrada. Los cuatro hombres introdujeron el cuerpo del Señor, llenaron de aromas una parte del sepulcro, extendieron una sábana sobre la cual pusieron el Cuerpo y salieron. Entonces entró la Virgen, se sentó al lado de la cabeza, y se bajó, llorando, sobre el cuerpo de su Hijo. Cuando salió de la gruta, Magdalena entró y besó, llorando, los pies sagrados de Jesús; pero habiéndole dicho los hombres que debían cerrar el sepulcro, se volvió con las otras mujeres. Pusieron la tapa de color oscuro, y cerraron la puerta. Todos volvieron a la ciudad; José y Nicodemus encontraron en Jerusalén a Pedro, a Santiago el Mayor y a Santiago el Menor. Vi después a la Virgen Santísima y a sus compañeras entrar en el Cenáculo.
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